domingo, 11 de mayo de 2014

Karl Marx

   
 Documental de Marx
Karl Marx sigue siendo un personaje rebuscado por
los intelectuales de la sociedad contemporánea.
De igual manera, sigue siendo estandarte para muchos
movimientos sociales, e incluso (como se ve en
esta imagen) artísticos.


Karl Heinrich Marx
Nació en Tréveris (1818) y murió en Londres (1883). De familia burguesa acomodada (padre abogado), estudia Derecho en Bonn y Berlín. A los dieciocho años se promete en secreto con Jenny von Westphalen. Y a partir de entonces, comienza a estudiar la filosofía hegeliana. Como periodista, trabajó primero en la Gaceta Renana. Funda en 1843 los Anales Francoalemanes, y al año siguiente marcha a París, donde conoce y forma una amistad para siempre con Friedrich Engels. Pasa a Bruselas, donde se le permite la estancia «sólo si se dedica a la filosofía».

Siempre perseguido por la policía, pasa de París a Berlín y Viena, viendo prohibidas sus publicaciones periódicas (Nueva Gaceta Renana). Expulsado definitivamente de Prusia en 1849, reside en Londres, donde puede sobrevivir gracias a la ayuda de una pensión mensual de Engels. Colaborador del New York Herald Tribune, intenta en vano emigrar a Estados Unidos.  En 1866 se celebra el Primer Congreso de la Internacional Socialista, animada por Marx. Al año siguiente, aparece el primer libro de El Capital. En 1872 rompe definitivamente con los anarquistas de Bakunin, y en 1875 con el Partido Socialdemócrata de W. Liebknecht.

Amigo fiel (aunque algo egoísta), pequeñoburgués en costumbres y sensibilidad artística, político no demasiado hábil, es, en el plano teórico, uno de los mayores genios de la humanidad. Su filosofía es abierta y crítica: un método de análisis más que un sistema dogmático. Sus ensayos de economía política (fruto de casi veinte años de estudio ininterrumpido en la Biblioteca Nacional de Londres) son casi irreprochables desde el punto de vista científico. En él confluyen lo más granado de la filosofía clásica (Hegel), los hallazgos científicos de los economistas ingleses (Smith y Ricardo) y la utopía revolucionaria de los socialistas franceses (Fourier y Saint-Simon, entre otros).

A su muerte, dan fe las famosas palabras dirigidas a su yerno, Paul Lafargue: «Ce qu’il y a de certain c’est que moi, je ne suis pas marxiste» («Lo cierto es que yo no soy marxista»).

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